Un arma puede matar o crear música. Esta es la transformación que el artista visual Pedro Reyes creó para darle otro sentido al metal.

En 2008, en la ciudad de Culiacán, una de las más violentas del país y cuna de narcotraficantes, se efectuó un desarme voluntario como parte de un programa federal en el que se donaron mil 527 armas, 40 por ciento de alto calibre de uso exclusivo del ejército. El artista fundió el metal de las armas para después fabricar el mismo número de palas que se utilizaron para sembrar árboles.
A raíz de esa experiencia, cuatro años después el Ejército Mexicano ofreció entregarle las armas que fueron incautadas a grupos criminales en Ciudad Juárez: eran más de 6,700. Enormes tractores aplastaron el armamento para dejarlas inutilizadas. Con esos restos Reyes creó instrumentos musicales.
“Todo el proceso fue muy primitivo. Tuve que empezar a rascar y averiguar qué sonidos les podíamos extraer”, comentó el artista sobre el proceso de creación.

Cincuenta instrumentos, como flautas, violines y saxofones, fueron el resultado de esta primera etapa de la transformación que el artista tituló “Imagine” y se presentó en 2012 en la galería Lisson en Londres, como proyecto subsecuente al de “Palas y Pistolas”.
“Es difícil de explicar, pero la transformación fue más que física. Es importante considerar que esas armas le quitaron la vida a muchas personas; como una especie de exorcismo la música expele los demonios que las armas albergaban”, explica sobre este proceso Reyes.

Desarmar y crear música

Durante un año, Reyes y el grupo de músicos de Cocolab trabajaron en la sofisticación de los instrumentos musicales, lo que dio origen a la segunda generación de instrumentos creados a partir de armas. En 2013, se expuso “Disarm” en la misma galería de Londes, estos instrumentos mecanizados combinan partes robóticas con las armas, lo que permite que se programen y se operen por medio de una computadora.

Como parte de esta exposición está “El Cañonófono”, que está construido por una serie de cañones de rifles que, dependiendo de su longitud, emiten una nota distinta. Con cargadores de AK47 (mejor conocido como “cuerno de chivo”), Reyes creó un instrumento que emite sonidos parecidos a los de una batería.

Los instrumentos musicales creados por Reyes fueron utilizados por seis músicos en una sesión de improvisación: John Coxon, Eden Bull, Rupert Clervaux, Beatrice Dillon, Charles Hayward y Ashley Wales. El resultado fue la edición limitada de un vinilo LP que puede escucharse en SoundCloud con el nombre de “Barrel Fidle”.
Arte curativo

A pesar de haber crecido en una familia de científicos alejado del arte, Pedro Reyes se ha dedicado a crear un tipo de arte que cure a la sociedad con diferentes objetos que apelan a la interacción colectiva. “Mis esculturas son básicamente objetos relacionales que provocan interacciones y participación social”, define el escultor egresado de la carrera de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana.

Aunque él se considera escultor, la mayoría de las piezas que realiza tienen un componente de participación.
Un objeto tan individual como un sombrero lo une con más de una decena de sombreros que apelan a la comunicación de las personas al obligarlos a ponerse de acuerdo para moverse colectivamente.

Entre sus creaciones resalta una pirámide gigante que flota en el mar, o el Museo de la Vida que expuso en Nueva York, después en Alemania y Londres y por último en Canadá, como parte del proyecto “Sanatorium”, que es una clínica que cura a través del arte y la psicología con ejercicios de catarsis o representaciones gráficas. Utiliza ejercicios divertidos y muy creativos como el test de compatibilidad en el que tú eliges una fruta que te represente y tu pareja otra, para proceder a hacer un licuado con ambas frutas y la combinación final es el resultado de la compatibilidad entre los dos.

“Me interesa mucho el arte como terapia y el arte como oportunidad de curar a la sociedad”, comenta el autor en su participación durante la conferencia “La Ciudad de las Ideas”.

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