En la sala principal del Museo de Arte Moderno colgaba el famoso cuadro que lleva por nombre: La Ciudad de México (1949), del artista mexicano Juan O’Gorman, el cual ofrece una interesante panorámica del centro de la ciudad, vista desde el Monumento a la Revolución. Me quedé mirando esa pieza durante un largo rato. Llamó especialmente mi atención por los intensos colores que trazaban el paisaje arquitectónico de la ciudad en los años cuarenta. Me sentí maravillada. Sin embargo, debo confesar que mi emoción poco tenía que ver con mi conocimiento sobre la obra. En realidad, no sabía mucho del pintor y arquitecto Juan O’Gorman, a pesar de su fama, de sus importantes aportaciones a la arquitectura mexicana y de sus huellas murales en edificios tan emblemáticos como la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria o el Museo Nacional de Historia. Mientras observaba, mi acompañante —con quien compartía por primera vez…
Las tres horas de traslado que invertía a diario Ariatna Sánchez desde su casa en Xochimilco hasta la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) fueron la inspiración para crear la obra Trayecto Afectivo, que se centra precisamente en los sentimientos que generan los largos traslados en las personas. Para Ariatna fue una sorpresa descubrir que tenía compañeros que perdían el doble de tiempo que ella en sus trayectos. Influenciada por su cotidianeidad, esta joven artista comenzó a entender lo que sucedía al representarlo en su obra. Empezó por investigar qué era lo que detonan estas situaciones diarias, cuáles eran los sentimientos que prevalecían en las personas que pasaban demasiado tiempo en el transporte. La emoción sobresaliente era la frustración por perder tanto tiempo y ver reducida su productividad y actividades. “Para mí también era agotador”, revela Ariatna, y a través de la observación encontró su propio malestar en los demás. La…
Un arma puede matar o crear música. Esta es la transformación que el artista visual Pedro Reyes creó para darle otro sentido al metal. En 2008, en la ciudad de Culiacán, una de las más violentas del país y cuna de narcotraficantes, se efectuó un desarme voluntario como parte de un programa federal en el que se donaron mil 527 armas, 40 por ciento de alto calibre de uso exclusivo del ejército. El artista fundió el metal de las armas para después fabricar el mismo número de palas que se utilizaron para sembrar árboles. A raíz de esa experiencia, cuatro años después el Ejército Mexicano ofreció entregarle las armas que fueron incautadas a grupos criminales en Ciudad Juárez: eran más de 6,700. Enormes tractores aplastaron el armamento para dejarlas inutilizadas. Con esos restos Reyes creó instrumentos musicales. “Todo el proceso fue muy primitivo. Tuve que empezar a rascar y averiguar…