Mi primer novio lo tuve cuando cumplí 17 años, fuimos a Cocoyoc a celebrar algún puente con un grupo de amigos y amigas. Tras una discusión, esperó que todos se metieran a la casa para aventarme a la alberca e intentar ahogarme. Primero me cayó encima, para después sujetarme por el cuello y someterme dentro del agua hasta que no pudiera respirar. Me dejaba sacar la cabeza fuera del agua solo para gritarme amenazas.

Nunca pensé morir ahí, recuerdo que me repetía: “No le voy a dar el lujo a este imbécil”. Entonces, la siguiente vez que sacó mi cabeza del agua para amenazarme grité muy fuerte para que alguien dentro de la casa escuchara y viniera a detenerlo. Uno de sus amigos, que no estaba dormido o bañándose, bajó al jardín y vio lo que estaba pasando. Nos separó y le reclamó por lo que estaba haciendo.

A lo que mi ex novio contestó: “Estábamos jugando, no pasa nada”.

En cuanto pude salir, corrí fuera de la casa. Esa noche mi mejor amiga y yo dormimos en otro lugar, pero él dio con nuestra ubicación y al día siguiente apareció con flores y me dijo “fue un accidente”.

¿En qué tipo de accidente tu novio te avienta a una alberca y después te sujeta debajo del agua?

Estos “accidentes” suceden a diario en un país en donde la violencia contra las mujeres está normalizada.

En donde un intento de homicidio contra una pareja se queda como una anécdota, porque se acepta socialmente y legalmente no se castiga.

Cuando una mujer denuncia acoso laboral, se duda de ella. “¿Estás segura?” “¿No te estarás confundiendo?” “A lo mejor entendiste mal el mensaje”.

Cuando una mujer denuncia acoso sexual se le señala por ser la que provoca a los hombres con su vestimenta, con sus palabras o con su coqueteo.

Cuando una mujer es asesinada a balazos por su ex pareja en un centro comercial, el crimen se califica bajo el polémico término “conflicto pasional”, como si la pasión tuviera algo que ver en matar a la madre de tu hijo de 3 años.

Así murió este lunes 19 de marzo a las 15:40 horas una empleada de la tienda Nine West de la plaza comercial Reforma 222 cuando su ex pareja ingresó armado a la plaza comercial para dirigirse a la tienda de zapatos, que se encuentra en el segundo piso. Burlando cualquier filtro de seguridad.

Ahí detonó disparos contra la empleada del establecimiento comercial, quien era su ex pareja con quien tiene un hijo de 3 años. La mujer de 28 años murió más tarde en el hospital. El agresor dejó una amenaza escrita:

“No vas tú a destruir mi vida y después como si nada… por puta te pasó esto”, se leía en el mensaje que dejó en la tienda.

Las mujeres luchamos todos los días por nuestra vida, sobrevivimos.

‪La Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSP) calificó la causa del ataque como un “conflicto pasional”, a través de Twitter dos horas después del incidente. ‬

Ella es una víctima más de feminicidio en el México violento que transcurre a cualquier hora, en donde los hombres piensan que las mujeres somos su propiedad y que nos pueden callar a balazos.

Las mujeres luchamos todos los días por nuestra vida, sobrevivimos, porque el Estado no ha podido proporcionar los medios necesarios para abatir los crímenes contra nosotras que se cometen a diario.

En 2016, casi la mitad de los feminicidios fueron con algún tipo de arma de fuego.

Mientras en Estados Unidos hay tiroteos en escuelas y en clubs nocturnos, en México las mujeres somos víctimas de la violencia de nuestras ex parejas. Porque el machismo arraigado en una sociedad asume que las mujeres somos objetos y tenemos dueño quien se cree que puede decidir nuestro destino “por putas”.

 

* Este contenido fue originalmente publicado en el HuffPost México

Y posteriormente retomado en el periódico Excelsior https://www.excelsior.com.mx/trending/2018/03/21/1227705

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