La industria textil de la moda se favoreció del cannabis durante mucho tiempo, hasta que la prohibición de esta sustancia redujo su utilización y fue sustituida por el algodón, que no cuenta con la calidad que ofrece la planta verde.
Las prendas que se hacen con cannabis tienen una mayor durabilidad y el proceso es menos contaminante, además de ser una fibra mucho más suave que el algodón. El valor de esta fibra versátil que crece con facilidad es de 80 dólares por hectárea.
El cannabis es uno de los cultivos domesticados más antiguos de la historia y la planta que sale de él, conocida como cáñamo ( hemp en inglés), fue el primer producto agrícola que alcanzó ganancias millonarias.
El cáñamo o hemp puede producir cuatro veces más papel que un acre de árboles (4,046 metros cuadrados) y genera hasta 25 mil productos que van desde la dinamita hasta el papel celofán. Por este motivo, en un artículo de Popular Mechanics el hemp fue bautizado como “la fibra estándar del mundo”.
El regreso del hemp
A pesar que el cáñamo es una fibra milenaria, debido a la prohibición de la planta del cannabis, éste tuvo una entrada lenta en la industria actual de la confección.
En 1943 los cultivos de cáñamo eran muy extensos —alcanzaban hasta 146,000 acres—; sin embargo, seis años después no hay registros de estas plantaciones.
No fue sino hasta el nuevo siglo que la presencia de hemp empezó a cobrar fuerza nuevamente. La marca canadiense Nomads fue una de las primeras que vendió prendas hechas con hemp, aunque hacerlo no fue fácil, debido a que los procesos para trabajar con cannabis eran rudimentarios derivado de la prohibición para plantarla. Esta marca cumplió una década de existencia en el mercado y ha desarrollado una variedad de tejidos elásticos que incluye telas de hemp.
“Con la devoción por tejidos ecológicos y un estilo de vida sostenible con el medio ambiente, también estamos orgullosos de emplear mano de obra justa en la construcción de todas nuestras prendas”, explica el equipo creador de Nomads.
Un año antes, en 1999, se creó en Londres The Hemp Trading Company, especializada en ropa eco-friendly para hombres. Esta empresa ha sido la vanguardia en la cruzada para incentivar el uso del hemp, además de ser parte de la lista de las diez compañías británicas premiadas por su ética en el consumo responsable.
Prohibir… ¿para qué?
En realidad, fumar cannabis nunca fue percibido como un gran problema o fue asociado con el crimen, hasta 1930, cuando el comisionado de la primera Oficina Federal de Narcóticos (FBN por sus siglas en inglés), Harry Anslinger, declaró la guerra a los cárteles de la droga.
En su libro The State is out of Date, Gregory Sams explica que “el daño generado por fumar mariguana fue inventado como pretexto para destruir virtualmente la industria agrícola del hemp. Al mismo tiempo, la industria de nylon introdujo este material sintético al mercado”. Las plantaciones de cáñamo llegaron a ser las más grandes del mundo hasta 1883.
La legalización de la producción y comercialización del cáñamo impulsó un controversial debate político en la última década entre legisladores nacionales y estatales, que dio como resultado la aprobación de leyes para producir hemp en 19 estados de Estados Unidos.
Fuera de Estados Unidos, las plantaciones y presencia de cañamo están creciendo en más de 30 países. En 2011, China, Chile y la Unión Europea tuvieron la mayor producción de cáñamo. De acuerdo con la Asociación de la Industria de Cáñamo (HIA por sus siglas en inglés), son cerca de 500 millones lo que deja la importación de hemp anualmente.