Por Valeria León

Cada vez son más los diseñadores de moda que centran su concepto creativo en ser amigables con el medio ambiente. Esto ha dado como resultado eventos y pasarelas que promueven esta consciencia en la industria de la moda.

El diseñador belga Martin Margiela, conocido como uno de los iniciadores del movimiento ambiental en la industria de la moda, presentó en 1988 la primera colección amigable con el medio ambiente, hecha con material reciclado. Al siguiente año, la marca italiana Moschino mandó un mensaje eco-friendly desde la pasarela, en las playeras que portaron sus modelos decía: “Dejen de usar nuestros océanos como baños”.

El discurso medioambiental cobraba conciencia entre los principales exponentes de la moda y el tema no tardó en abordarse en los principales medios de comunicación. En la edición de marzo de 1990, la revista Vogue abordó el concepto de la moda ecológica ( eco fashion), también conocida como moda sustentable. Ese mismo año, en el diario estadounidense The New York Times, el escritor Woody Hochswender publicó el artículo titulado The Green Movement in the Fashion World, en el que plantea la paradoja de la omnipresencia de los temas ecológicos en las imágenes y la comercialización de la moda.

La industria de la moda, cuya conducción filosofía consiste en animar a los consumidores a descartar lo viejo (que a veces sigue siendo útil) y abrazar lo nuevo (y presumiblemente más elegante), ahora está tratando de impulsar en sí a la vanguardia de los esfuerzos para conservar y preservar. El fenómeno va mucho más allá de la ropa, a la moda, en el sentido más amplio (…) Esta extraordinaria convergencia de comercio y ecología pone en cuestión las nociones fundamentales sobre el consumismo, la responsabilidad y, en última instancia, de la moda”, se desprende de aquel artículo.

El parteaguas de Stella McCartney

Aunque en 1990 se habló mucho del movimiento ambiental en la industria de la moda (e incluso hubo manifestaciones públicas sobre sus impactos), esta tendencia empezó a tener auge una década después. Stella McCartney surge en 2001 como la primera marca de moda ecológica que no utiliza pieles de animales en sus prendas. Y aunque esto representa una cierta limitación para sus creaciones y un esfuerzo por presentar alternativas, es una marca muy querida y apreciada por el público consumidor.

En tres años, de 2010 a 2013, la marca Stella McCartney Ltd creció en un 60 por ciento, unos 44 millones de dólares en facturación, de acuerdo con documentos de la compañía.

Con presencia en 70 países, Stella McCartney se convirtió en un caso de éxito estudiado en las aulas de Harvard Business School desde enero de este año.

Artículo publicado originalmente en Univisión. 

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