Si no fuera por Alimento para todos, el Banco de Alimentos ubicado en la Ciudad de México que recupera toneladas de comida de supermecardos diariamente, los tres nietos de la señora Juana Flores Román morirían de hambre. Juana, de 50 años, se vio obligada a vivir en la calle después de la muerte de su marido acausa de diabetes y de perder su trabajo como vendedora de chilaquiles en un puesto ambulante. Desde hace tres años duerme detrás del Teatro Blanquita con su hija de 24 años, Nancy. “En la calle aprendes a madurar mucho y a valorar lo que tienes como familia, porque hay mucha gente que no es de tu familia y te dice ‘mira hermanita ahí están dando de comer’ y ellos son como mi familia”, relata Nancy, actualmente desempleada. Todas las tardes la joven abuela recoge a sus nietos de 3, 4 y 6 años de…
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