En los últimos veinte años icónicas bandas de rock han entrado en debate sobre seguir o no tocando las canciones que las colocaron en la cima del éxito, mismas que hacen apología a la violencia de género.

La presión que la nueva perspectiva de género abre en la creación y composición de canciones de rock, ¿apunta hacia una evolución?

El machismo es el miedo de los hombres a las mujeres sin miedo.

Eduardo Galeano

“De vez en diario hay que pegarle a la mujer, 

para que sepa quien es el hombre 

Hay que pegarle a la mujer 

para enseñarle a obedecer igual que a un niño”.

Los extractos de esta canción, que se volvió un ícono del rock en México, compuesta en 1987 por Ramón Ayala y covereada por La Lupita, son estremecedores (por decir lo menos).

La apología de la violencia de género contenida en cada frase arremete sin ser cuestionada, sino permitida, aplaudida y coreada por millones de personas tras el lanzamiento del segundo disco de La Lupita, que incluye la canción que apela a una misoginia tan atroz como la época que representa.

La música es reflejo del momento que enfrentamos como sociedad. Hace 26 años, cuando esta canción se estrenó en el disco titulado “Qué bonito es casi todo”, el machismo era una actitud cultural presumible a grandes escalas.

El caldo de cultivo en el México de los ochenta y noventa era propicio para que esta canción fuera grabada y aceptada, sin ser penada ni señalada como “errónea”.

Me cuesta trabajo entender el por qué.

¿Cómo alguien en todo el proceso creativo y toma de decisiones no se detuvo a señalar todo lo incorrecto y violento que emana de la letra de esta canción?

-¿Cómo pudo suceder eso?, le pregunto a Poncho Toledo, el entonces bajista de La Lupita.

– Me mira vagamente y responde: “Yo me negué a grabarla. No estaba de acuerdo con el tema. Eso fue hace un chingo pero ya las cosas estaban cabronas”.

Tuvieron que pasar casi tres décadas para que el vocalista de la consagrada banda de rock, Héctor Quijada, declarara en una reciente entrevista para el periódico Reforma que no tocarían más la canción que invita a los ´machos´ a golpear a la mujer.

En dicha entrevista, Quijada no condenó la apología a la misoginia que contiene la letra, simplemente asumió que los tiempos actuales obligan a sacar la canción de su repertorio musical. “Aunque dice que hay que pegarle a la mujer con el cariño, simplemente el hablar de eso no va”, dijo a este diario de circulación nacional en agosto de 2020.

Al ser cuestionado sobre cuál era la canción que no le gustaba tocar, Lino Nava, quien ha pasado por todas las alineaciones de La Lupita, inmediatamente señaló:  “Hay que pegarle a la mujer”. Sin embargo, el éxito de la canción lo hizo seguir tocándola por muchos años más.

“Una canción que no me gustó grabar fue ‘Hay que pegarle a la mujer’. Después se volvió una canción que la gente pedía”, apuntó el guitarrista en una entrevista realizada en diciembre de 2018.

NUEVAS NARRATIVAS

Los tiempos han cambiado y de lo que antes no se hablaba ahora se habla, y lo que antes podía pasar desapercibido y hasta aplaudido hoy es una afrenta a la mujer y su sobrevivencia.

La música es la piel de procesos históricos y su evolución testigo de nuestra ola.

“Mucha gente puede decir que es sólo una canción. Pero las canciones son la cultura, y esa cultura es la que hace que ciertas personas se sientan con el poder de agredir, de hacer daño, de lo que sea”, afirmó Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacuva, a finales de 2016 tras el anuncio de que “La Ingrata” salía de su repertorio.

La canción -que fue el primer sencillo del disco Re, considerado mejor álbum de la historia latinoamericana por la revista Rolling Stone– es ahora condenada por contener una letra que hace apología al feminicidio.

Tras vetar la canción por tres años, una fuerza de conciencia arropada por mujeres buscando justicia impulsó a la banda a reestrenar la canción censurada pero en versión feminista. Para ello, eligieron un momento de celebración: los 30 años de Café Tacuva.

“Ingrato, porque soy independiente, porque no te necesito, no soy tu media costilla,

es respeto lo que exijo. Ingrato, como madre yo reclamo, ni una más es lo que pido,

ningún macho abusivo violará a una chava”. 

Es parte de la letra reversionada por la vocalista de Aterciopelados, Andrea Echeverri durante el concierto en el Foro Sol.

La polémica respecto a la interpretación sexista ha trastocado a varias agrupaciones de rock.

El despertar de muchas bandas y su autocrítica en cuanto a sus creaciones pasadas ha abierto un debate a nivel mundial respecto a si censurar es la solución para acabar con composiciones que alientan la violencia de género.

En un país feminicida como México, en donde diariamente se asesinan a 10 mujeres por el simple hecho de ser mujeres, el tema adquiere mayor relevancia.

ENTENDER EL SEXISMO DESDE LA RAÍZ 

“Matarte sería tan poco” es una frase que no escucharás más en la canción “Cúrame” de Panteón Rococó, lanzada en el álbum “A la Izquierda de la Tierra” en 1999.

A pesar de haber sido compuesta por el bajista de la banda, es el vocalista, Dr. Shenka, quien decide modificar la letra.

“El contexto (de la canción) es figurativo pero por la empatía del contexto feminista actual y por respetar lo que está pasando con la mujer, que está saliendo a las calles a partirse la madre, la cambié”, revela el frontman de Panteón Rococó respecto a su decisión de reemplazar la frase.

-¿Desde cuando empiezas a hacer conciencia de tus composiciones con una perspectiva de género?, le pregunto.

-“Empecé a moderar muchas cosas cuando nació mi primera hija y entonces supe que no quería un mundo así para ella”, replica contundentemente.

Sin embargo, admite que cuando empezó a hacer música y la agrupación tomó forma esa discusión no estaba sobre la mesa, pero no necesitó estarlo para que la conciencia de una educación no sexista influyera en sus letras.

“Todo viene de la educación, yo crecí sabiendo que había igualdad de condiciones en donde la mujer ganaba hasta más que el hombre y mi papá me dio una educación militar. Nunca me permití hacer canciones que hablaran contra la mujer”, relata sin tapujos.

En México, el pujante movimiento social de las mujeres por detener la violencia de género y los feminicidios también ha sido inspiración de bandas conformadas por puros hombres.

Para el Día Internacional de la Mujer de 2019, Los Daniels lanzaron la canción “Ya Basta” como acto de denuncia en contra de los feminicidios. Sin embargo, la criticada campaña de educación sexual de la que fue parte el vocalista de la banda, Ismael Salcedo, un año atrás salpicó el posible éxito y buen recibimiento de la canción en una fecha histórica, en la que se registró la marcha feminista más grande de la que se tiene registro en el país.

El Día de la Mujer también ha sido utilizado para crear canciones desde una visión patriarcal. La canción titulada “El Día Mundial de la Mujer” (1999) del músico argentino, Andrés Calamaro, evidencia la mordaz confusión que existe en su concepción machista de la mujer, que se erige entre la posesión y la violencia.

“No entendí si vas a ser libre o esclava. No entendí si fui tu dueño o un borracho que pasaba”, canta Calamaro.

“Te estás metiendo en un tema muy escabroso”, me advierte Olivia Luna en la llamada telefónica que sostenemos. La primera mujer cubriendo rock en México acepta que las canciones con tintes machistas no se cuestionaban en una época en la que se coreaban por igual.

En los ochenta, cuando inició su carrera, Olivia debía vestir con amplias sudaderas y pantalones igual de flojos para evitar ser manoseada cuando iba a conciertos masivos con un público agresivo para hacer su trabajo, y aún así no lograba salir ilesa.

“Me enfrenté a un mundo de machos”, revela con voz apaciguada pero enfática.

Con más de veinte años de carrera hoy afirma que las letras misóginas simplemente no se evidenciaban.

“No lo veíamos, no lo queríamos ver o no era tan evidente. Y a lo mejor sí llegábamos a cantar estas canciones sin darnos cuenta del tipo de mensajes que traían”, confiesa la locutora.

Pero la situación actual apela a una conciencia respecto a estas letras.

“La Cuca y Molotov tienen misoginia, ¡La tienen! Rastamandita es una canción en la que te puedes sentir ofendida, pero no me lo tomo personal”, concluye jovialmente.

LA LUCHA CONTRA LA MISOGINIA CANTADA

La forma en la que colectivos feministas hacen frente a canciones que apelan a la violencia de género ha ganado terreno. La lucha se ha dado principalmente en el plano sociocultural. Aunque en el ámbito legal se han ganado pocas pero contundentes batallas.

En 1988, en España, la oposición feminista surgía para frenar la desigualdad de género que se replicaba una y otra vez en canciones de rock.

Bego Zabala era parte de la asamblea de coordinadoras feministas de Euskal Herria, y recuerda que cuando escuchó la canción ‘Sí, sí’ de Los Ronaldos, el grupo de rock español surgido en Madrid en 1985, pensó que cantar esto era casi un delito. 

“Tendría que besarte, desnudarte, pegarte; luego violarte, hasta que digas sí”, dice el inicio de esta canción.

Al ser imposible denunciar a este grupo en los juzgados, el colectivo hizo la denuncia pública. En un programa de radio pidieron que Los Ronaldos quitaran la canción “Sí, sí” de su repertorio debido a que normalizaba la violencia contra las mujeres, sin embargo las denunciantes fueron blanco de burlas por esta gestión.

A 32 años de este suceso, la canción no se emite por ir contra la Ley de 2004 contra la Violencia de género y la propia Bego Zabala celebra que hoy si se escuchen esas reivindicaciones.

PLAYLIST LIBRE DE MACHISMO

“Nos encontrábamos cantando lo que no queríamos que nos pasara”, explica el grupo feminista latinoamericano, Colectivas deseantes en un recopilatorio de letras machistas que incluye “la Media Vuelta” de Luis Miguel y  “La parte de Adelante” de Andrés Calamaro, entre otras.

“En este cambio de paradigma, esta revolución, quisimos darle voz a lo que ya no queremos escuchar, a lo que ya no soportamos”, detalla el grupo respecto al video recopilatorio que contrasta las letras machistas con imágenes de consignas feministas de las más recientes marchas en América Latina.

Haciéndose valer de las plataformas digitales para denunciar la fuerte presencia de canciones con letras machistas en las cadenas de radio, el Instituto de Valencia, España, IES Malilla, creó un bot de Telegram, bautizado como MisOFF (de #MúsicaMisoginaOFF), a través del cual se detectan estas canciones para que puedan ser denunciadas. Es a través del órgano nombrado como Observatorio Valenciano contra la Música Misógina, que se analizan las canciones que más éxito están teniendo actualmente en cadenas de radio.

“Erradicar el machismo y la desigualdad es una de la asignaturas que con más celo perseguimos”, aseveró el edil de esta institución en un comunicado.

Para hacer frente a la violencia de género en espacios de ocio, el Instituto Vasco de la Mujer creó un proyecto que incluye una lista de canciones que no contienen letras machistas ni apelan a la misoginia. Por el contrario, las canciones de esta lista incentivan la igualdad de género y denuncian la violencia contra la mujer. La playlist en Spotify inicia con una canción del grupo de hip-hop feminista cubano, Las Krudas.

“Saquen su rosario de nuestros ovarios. Saquen su doctrina de nuestra vagina”, suena en la canción titulada “Mi Cuerpo es Mío”.

La cantante guatemalteca de 36 años, Rebeca Lane también es parte de esta lista con su canción “Ni una Menos”, que se ha convertido en un himno en contra de los feminicidios en este país centroamericano.

“Cinco mujeres hoy han sido asesinadas y a la hora, por lo menos 20 mujeres violadas, y esto es solo un día en Guatemala multiplícalo y sabrás por qué estamos enojadas”, canta en la primera estrofa.

Tras el fenómeno de la creación “Un Violador en tu camino” del colectivo interdisciplinario chileno Las Tesis a finales del 2019, que se coreó en Europa, Turquía y en La India en las protestas contra la violencia contra la mujer, en América Latina ha surgido una ola de cantautoras con temas de denuncia social que se han transformado en estandartes de la lucha feminista.

Julieta Venegas con su más reciente lanzamiento titulado “Mujeres”, en el que habla del enojo de las mujeres por años de opresión y machismo rapaz.

“Tus viejas maneras derrumbamos ya. Las mujeres se están revelando, los hombres no saben qué hacer”, es parte del coro.

O la composición de la coahuilense, Vivir Quintana, “Canción Sin Miedo” en la que le pide al Presidente no olvidar los nombres de las mujeres que han desaparecido en esta guerra sin cuartel contra el sexo femenino.

“Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”, se desprende de esta canción que musicalizó la marcha del #8M y se viralizó en todo México.

La sororidad a la que apela la canción de Quintana es precisamente lo que ha permitido que la lucha feminista se fortalezca.

“Si tocan a una, respondemos todas”, es la frase que sostiene el movimiento.

Por años, las mujeres hemos sido relegadas. La larga lucha por detener las letras misóginas que objetivizan a la mujer es tan sólo un ejemplo de lo que queremos sacudir en las conciencias machistas, apelando a un despertar social para que referirte a una mujer con violencia sea inaceptable. ¿Mucho pedir?

Y SIN EMBARGO…

A pesar de los avances que la revolución feminista ha conquistado, surgen nuevos retos y contradicciones en la época actual.

Las letras misóginas que se desprenden del género más escuchado en América Latina actualmente: el reggaetón, se han mantenido igual de violentas desde hace dos décadas que este género se masificó en la región.

De acuerdo con un estudio publicado en 2018 por la Universidad de Chile, que analiza la letra de las cinco canciones reguetoneras más populares de cada año entre el 2004 y el 2017, al menos del 16 por ciento de estas letras no contienen violencia de género en sus letras. De las 70 canciones analizadas, sólo 11 no son composiciones misóginas.

El estudio titulado “Ni pobre diabla ni candy: violencia de género en el reggaetón” señala como la letra más violenta la canción Cuatro Babys de Maluma, con 44 menciones de agresiones físicas, psicológicas y simbólicas contra la mujer, más del doble que el segundo lugar, que fue para La Gata, de Nicky Jam, con 26 menciones.

Mientras el debate sigue, los reggaetoneros (a diferencia de rockeros reivindicados), no han mostrado voluntad por ejercitar su capacidad de autocrítica, entender las nuevas masculinidades  y erradicar la misoginia que inunda sus canciones.

Reportaje publicado en Diciembre 2020 en la Revista Marvin.

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