La tendencia a desaparecer de una relación sin decir adiós o dar algún tipo de explicación ahora ha mutado en el fenómeno denominado “haunting”. Esta palabra, que en español se traduce como “espantar” o “aparición fantasma” hace referencia a cuando una persona que desapareció de una relación se hace presente indirectamente a través de redes sociales.

Es decir, no escribe un mensaje directo, ni contesta los que le has mandado (si es que lo has hecho). Tampoco comenta en algún post o foto, pero sí pone un “discreto” like en algo que hayas compartido, reciente o no.

Es como una especie de lenguaje misterioso que utiliza la persona para dejar huella y no ser olvidado. Este fenómeno fue nombrado como “haunting” por la editora del portal Business Insider, Alyson Shontell, como una forma nueva de “ghosting”.

El periodista Nathan McAlone asegura que las consecuencias de este tipo de “ghosting” duelen y lastiman los sentimientos de las personas, quienes están viviendo un duelo de separación. Este comportamiento puede confundir a persona, ya que no habla directamente ni se aclaran las dudas que pueda llegar a tener frente a la ruptura amorosa; simplemente sabe que su ex está viva:

“Ah, mira, estás vivo”, bromeó una persona frente al “haunting”.

Una de las principales consecuencias de este tipo de comportamientos (tanto el ghosting como en su discreta mutación al “haunting”) es la confusión. Alguien con quien tuviste una relación y desapareció, hace sutiles actos de presencia con algunos likes en tus posts o fotos en redes sociales. Quien desapareció como fantasma, reaparece como lo mismo.

Ser o no ser… en redes sociales

En las redes sociales la mayoría de las personas se muestran distintas. Eso ya lo sabemos. Tu mejor amiga o amigo puede ser el ser más “ridículo” en sus posts, fotografías y updates; mientras que el compañero con el que no congeniabas en la preparatoria da sorpresas interesantes en redes sociales, distintas a como en realidad crees que es.

¿Por qué la gente es diferente en redes sociales?

La respuesta la da el profesor de medicina y director del centro de comportamiento en la Universidad de Los Ángeles, Sean Young. La gente es diferente por cuatro factores, que se resumen en uno solo: necesidad. Sí, necesidad de confiar en otros y saberse escuchado; necesidad de sentir pertenencia, de encajar en la sociedad; por autoestima y empoderamiento; por necesidad de ser reconocidos por buen comportamiento o éxitos alcanzados; por sentirse empoderados.

En ese contexto, nuestros comportamientos distintos en redes son caldo de cultivo de estas manifestaciones como el comentado “haunting”

 

Privacidad compartida con extraños

Mi mejor amigo tiene 27 años y una hermana mayor con la que nunca ha podido congeniar. Él es productor de televisión, abierto, extrovertido, divertido y muy sociable, pero su hermana es muy diferente a él. Nunca han podido tener una conversación profunda y ella tampoco externa situaciones personales con ningún otro miembro de su familia. Sin embargo, desde hace unos años mi amigo empezó a notar que su hermana cada vez compartía más cosas personales a través de su perfil de Facebook. Esto incrementó con el tiempo y ahora básicamente la red social se ha convertido en su psicoanalista. Diario postea algo que le pasó y comparte cómo se siente.

“En Facebook encontró el lugar donde se puede desahogar”, me dijo un poco resignado.

Como el caso de la hermana de mi mejor amigo hay otros. Recientemente, la esposa de un compañero de trabajo decidió añadirme a Facebook. Hasta la fecha sigo sorprendida de la cantidad de cosas de su vida privada que comparte por ahí: sube fotos desayunando en pijama con su esposo, se queja de su papá, arremete contra las personas que le cuestionan porque no ha tenido hijos dando sus argumentos.

Sobre este comportamiento hay una investigación muy interesante publicada en enero de 2015, explica por qué cierto tipo de gente es más abierta a compartir su vida privada en Facebook con personas que vagamente conoce, a través de fotografías y por qué otro tipo de usuarios lo hacen de manera indirecta, es decir, no dando explicaciones en fotografías y no actualizando su estado. El resultado de una encuesta practicada a 600 adultos en Facebook reveló que cuando los usuarios tienen algún evento positivo en su vida prefieren compartirlo de manera indirecta, mientras que los sucesos negativos se comparten de manera directa, es decir en estados o explicaciones más detalladas.

En otra investigación un poco más reciente, la autora, Roselyn J. Lee-Won ”analiza cómo la ansiedad social y la necesidad por ser socialmente aceptado incrementan el uso problemático de Facebook, es decir, la adicción a esta red social. Los resultados mostraron que ambas variables (la necesidad de aceptación social así como la ansiedad social) tienen una relación significativa con el uso problemático de Facebook. Lo mismo que ocurre precisamente con el “haunting”

Artículo publicado originalmente en Univisión. 

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