Tras regresar a México después de asistir a un congreso de nutrición en Madrid, Mariana Godoy empezó a presentar síntomas relacionados al virus Covid-19. Con un bebé de siete meses, su preocupación creció al dar positivo en la prueba que ella misma pagó en un hospital privado, ya que es prácticamente imposible conseguir una prueba en un hospital público en México.
Unos días después, la prueba fue practicada a su bebé Matías, quien dio positivo a la prueba de coronavirus, convirtiéndose en el primer bebé en contraer el virus en México. Derivado del virus presentó un cuadro de neumonía, por lo que fue hospitalizado durante tres días, mientras sus padres no podían estar cerca de él. Fue la primera vez en su corta vida que permaneció separado de sus padres por tanto tiempo.
“Los niños sí se enferman. Quiero que dejen de leer tonterías y asumamos entre todas la responsabilidad, que aprendamos que todos los seres humanos estamos expuestos a este… grandes y pequeños… hoy yo soy un claro ejemplo de esto”, detalló Mariana tras sobrevivir doblemente a esta infección, como paciente y como mamá del primer y único caso de un bebé hospitalizado por Covid-19 en México.
Mientras que países en otros países de Latinoamérica han tomado medidas contundentes para evitar el contagio de esta enfermedad, México languidece ante la emergencia sanitaria. El Gobierno argentino anunció cuarentena total obligatoria desde el pasado viernes 20 de marzo; en El Salvador, en donde se registran menos de 100 casos de Covid-19, el presidente anunció el cierre de centros comerciales. Venezuela y Colombia han cerrado sus fronteras, pero en México la vida sigue como si un virus no amenazara con infectarnos, como si “la fuerza de los mexicanos nos protegiera”, como aseguró el presidente López Obrador en una de sus conferencias matutinas que se llevan a cabo con toda normalidad.
Como periodista he estado reportando la evolución de la vida diaria en este país ante la amenaza del Covid-19. La paranoia que se lee en mensajes de redes sociales y de Whatsapp contrasta con la calma con la que la gente aborda el metro sin tapabocas, codo con codo, sin la menor precaución, lo que me hizo cuestionarme si realmente esto era real. ¿Cómo es posible que México actúe como si nada pasara?
La inconsciencia con la que el Gobierno permitió que se llevara a cabo uno de los conciertos anuales con mayor asistencia (100.000 personas en dos días) mientras el brote infeccioso se cobraba la vida de miles de personas en China y en Europa, levantó críticas a nivel mundial. Entre los asistentes al concierto se registraron 27 personas con fiebre. Una fotografía que trascendió como la insensatez de la juventud en el país, fue la de un hombre sosteniendo una cartulina con el mensaje “Nos la pela el coronavirus”, refiriéndose a que el coronavirus no nos hará nada. Con ese descaro se trata una emergencia sanitaria en México.
Los tropiezos que el Gobierno ha tenido y que demeritan el control respecto a esta situación rayan en la vulgar burla. Mientras que Hugo López-Gatell subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, quien está a cargo de esta crisis, anunció medidas de “distanciamiento social” y aconsejó evitar lugares con más de 100 personas, el presidente López Obrador continuó haciendo giras por la República Mexicana rodeado de miles de personas a quienes besaba y abrazaba. Una imagen particularmente causó indignación: el presidente besando a una niña en una comunidad marginada al sureste del país.
“El presidente piensa que con besos, abrazos, apretones de mano y mítines donde le aplauden puede parar una pandemia. Le preocupa más la popularidad personal que el contagio letal. Su narcisismo le gana a su patriotismo. Peligroso para sí mismo y el país”, escribió la politóloga Denisse Dresser.
Si México no toma con seriedad la crisis sanitaria, el precio de esta irresponsabilidad se pagará en muertes.
México continúa en fase 1, y el Gobierno niega que sea necesario endurecer las medidas. Con más de 200 infectados registrados y al menos dos muertos.
Al ser cuestionado sobre si el presidente de México podría ser portador del virus y por tanto contagiar a las miles de personas que asistieron a sus mítines, el subsecretario de Salud contestó que “el contagio del presidente es moral”. Ignorando, una vez más, la gravedad de la propagación del virus.
Hasta el pasado viernes 20 de marzo, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el cierre parcial de frontera con México, vuelos provenientes de Europa continuaban aterrizando en México. El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, negó que se fueran a cancelar, pero el presidente Trump aseguró que México lo hará.
Si México no toma con seriedad la crisis sanitaria, el precio de esta irresponsabilidad se pagará en muertes.
Columna publicado en el El Huffington Post, edición España en marzo 2020.