Daniel Sosa representa a una nueva generación de comediantes en México, quienes brincaron a la fama a través de redes sociales, especialmente generando contenido audiovisual que publicaban en Vine, un sitio web creado en 2012 que permite crear y compartir videos.
Sosa, de 24 años, empezó a hacer comedia hace seis años, y hoy es uno de los standuperos más populares en el país y el primero en presentar un show de este tipo en un recinto artístico como el Polyforum Siqueiros, y que fue transmitido en un especial de Netflix en 2016.
A pesar de su corta edad, Sosa comprende el poder que tiene la comedia para criticar estereotipos sociales y abrir conciencias. En una época en la que los niños y adolescentes son educados por los llamados YouTubers -quienes muestran contenido banal que supera el millón de reproducciones en línea-, Daniel trata de ofrecer una comedia de calidad en la que transmite los errores más comunes de los mexicanos como ejercicio de autocrítica. Y avizora la bajeza de la clase política exhibiendo su ignorancia.
“Ya no tenemos miedo de burlarnos del presidente”, afirma Daniel con seguridad, “lo que se está dando es una revolución social en las redes sociales con debates contra el gobierno”.
Las redes sociales han quebrado los mecanismos unilaterales de censura política y ahora los políticos son blanco sensible para cualquier tipo de burla usualmente contenida en un meme. Las miles de equivocaciones que el presidente Enrique Peña Nieto ha cometido en este sexenio se han viralizado y hasta han creado compilaciones con ellas.
Desde el famoso, “Estamos a un minutos de aterrizar, a menos… como a cinco minutos”, que se convirtió en frase popular utilizada en cualquier conversación; hasta cuando propuso que la reconstrucción de casas tras el sismo se hiciera con tandas o la pena generalizada que sentimos cuando no pudo nombrar tres libros durante su participación en la Feria del Libro en Guadalajara en 2012.
El presidente calificó en algún momento de bullying las críticas generalizadas hacia las instituciones de gobierno. Sin embargo, lo que había detrás de esa risa burlona y muchos memes y críticas hacia él es la vergüenza de ser representados por un jefe de Estado que no podía conjugar un verbo correctamente. Entonces la risa, como califica el comediante Daniel Sosa, actúa como “el lubricante de la verdad”.
“Enrique Peña Nieto eventualmente va a pasar a la historia, y las nuevas generaciones van a aprender que la frase más célebre de este presidente fue ‘Infrestrocchor’, mientras que antes estudiábamos frases como “El respeto al derecho ajeno es la paz”, apunta Daniel con preocupación.
Hace casi dos décadas, con la alternancia y la llegada del expresidente Vicente Fox, los caricaturistas aseguraban que este personaje les daba material de sobra para los cartones que publicaban en los periódicos cada semana. “Es sumamente caricaturizable”, me dijo el monero Alarcón cuando Fox iniciaba su mandato en el 2000.
Lo que ha cambiado en 20 años es la multiplicación de productores que “caricaturizan los errores de los políticos” con la viralización de memes y videos que democratizan la generación de contenidos.
El show de stand-up comedy, que Daniel presentará en el Teatro Metropolitan el próximo 5 de junio, se centrará en la crítica a la clase política mediocre, tratando de apelar a la conciencia del espectador.
Mientras prepara lo que será el show más grande que ha tenido en su aún corta, pero boyante carrera como comediante, me confiesa: “Haciendo stand-up me desahogo de la impotencia que me da tener un presidente como el que hay en México actualmente”.
Lo que trata de hacer en sus shows, me explica, es justificar el contenido de la risa con un mensaje de fondo. Desde el tercer piso del número 166 de la calle Sonora, donde se encuentra la oficina de Casa Comedy, Daniel toma un ukulele y se concentra para tocar unas notas en lo que espera que nos acomodemos en uno de los sillones. Entre otros comediantes y personal administrativo, todos jóvenes, Daniel se muestra entusiasta y un tanto hiperactivo pero conforme se desarrolla la entrevista se relaja al percatarse que esta es más una plática para conocer al personaje que una serie de preguntas y respuestas sobre su trabajo.
Entrados en la conversación me confiesa que aún le tiene miedo a YouTube, en lo que él bautiza como “la época de la inamabilidad“.