Conocí a Guillermo Rodríguez en 2015 cuando abrió su cuarto centro de rehabilitación en Culiacán, Sinaloa. Ayudar a drogadictos a recuperarse fue la mejor forma que encontró para sanar los años de dependencia que tuvo al cristal y a la cocaína, entre otras drogas. Siempre está sonriendo y apurado, tiene un tono particular de dirigirse a la gente. Aunque es muy cariñoso a menudo habla como si diera órdenes. Tiene más de 100 personas a su cargo, divididas entre los cuatro centros que tiene. Esta responsabilidad ha terminado por dejarlo pelón, bromea. “Desde los 12 años consumo droga, eso me hace sensible para tratar a las personas que llegan de una manera más asertiva. Sé por lo que están pasando”, afirma sin titubeos, “he sido muy afortunado porque puedo tener centros y profesionales de la salud para darles un tratamiento sin costo. Cuando llegan adolescentes llegan porque no tienen dinero”.…
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