Sin importar la edad que tengan, las niñas pueden fantasear con lucir un largo y cargado vestido blanco y creer que el unirse en “sagrado matrimonio” las completará como mujeres y seres humanos. Sin embargo, a través de los años la crisis de las instituciones religiosas, así como independencia y autonomía que han logrado las mujeres a través de la lucha feminista, ha hecho no sólo que no requieran casarse para poder realizarse en su vida, si no que el matrimonio parece estar perdiendo seguidores. Cada vez más las parejas inventan nuevos rituales para unirse en un evento social que llaman “boda”. Por ejemplo, mezclar elementos de ceremonias indígenas con ritos budistas. Todo por creer que el compromiso que hacen con una persona debe resonar en el más allá. Lo que olvidan es que ese compromiso en realidad se hace con uno mismo y con la persona que se decide…
Toda mi vida he tenido que lidiar contra el estereotipo de la güera tonta. Cuando cursaba el tercer semestre de la Licenciatura en Comunicación, el profesor de Publicidad nos dejó hacer un trabajo en el que debíamos inventar un nombre para el equipo, y presentar una propuesta de algún producto de nuestra creación. Mi equipo estaba conformado por tres mujeres; incluyéndome, todas rubias. Elegimos un nombre para combatir el añejo estereotipo que se ha creado en torno a las rubias: nos bautizamos como “Blondies Think” (Las rubias piensan). El nombre causó algunas risas y también ojos en blanco que denotaban desagrado, como si “Blondies Think” fuera una contradicción, y para algunas mentes estereotipadas la era. El primer trabajo formal que tuve fue en el periódico El Universal; tenía 21 años y me iniciaba en el periodismo, y era conocida como la güera fresa. No hubiera habido problema si esta fuera…