Decidir a temprana edad no ser madre puede ser tan liberador para una mujer como abrumador para una sociedad. Hay algo intrínseco en la mujer que es visto como una obligación casi moral. El hecho de tener un vientre se ha convertido en una exigencia biológica de procreación.

Hace poco coincidí en una reunión con una señora de unos sesenta años, que tiene tres hijos mayores de 30. Mientras platicábamos de cómo mi novio y yo nos conocimos, ella repentinamente preguntó:

“¿Y qué? Ustedes también son de esas parejas que no quieren tener hijos?”

Incómodos por el planteamiento que rayaba en reclamo, ambos nos volteamos a ver y replicamos “Sí” al unísono.

La señora de descendencia árabe nos confesó genuinamente que no entendía por qué “las generaciones de ahora” (como se refirió a nosotros) optaban por no tener hijos y nos pidió que detalláramos las razones que nos llevaron a tomar esta decisión, que para ella parecía inaudita.

Nuestras razones, como las de muchas parejas que deciden no tener hijos de manera voluntaria, son múltiples y van desde proyectos alternos, hasta no sentir el deseo ni la convicción por ser padres biológicos.

Tras escuchar nuestros argumentos, ella recordó que “en su tiempo” ni siquiera pensaban en si iban o no a ser madres, no había cabida para ese cuestionamiento. “Simplemente sucedía, era algo que se daba en automático después de casarte”, nos relató aún confundida por el asunto.

No me pareció raro, considerando la propia historia de mis padres, quienes después de casarse decidieron esperar varios años antes de tenerme. Tiempo en el que fueron intensamente presionados y juzgados en una época en la que prácticamente si la recién casada no regresaba embarazada de la luna de miel algo estaba mal.

Agradecí poder ser parte de una época diferente, en la que la maternidad se ha vuelto una elección y no una imposición. Aunque esta decisión personal parece aún representar una afrenta a la sociedad.

La socióloga de la Universidad de Maine y autora del libro Sin hijos por elección, equiparó su experiencia de informar su deseo de no tener hijos como una forma de “salir del clóset”, al enfrentar rechazo y tener que soportar una postura juzgona de personas que creen que esto no es “normal” y que una mujer sana y joven que decide no querer hijos es “rara”.

“Algo está mal en ti”, es la respuesta que muy comúnmente escuchas tras compartir esta decisión con otros.

Para tratar de informar certeramente sobre esta decisión, y evitar la propagación de estereotipos sin argumentos, Amy y su esposo crearon un blog llamado “No tendremos hijos”, (We’re not having kids), en el que comparten sus testimonios de vida como pareja e informan sobre los mitos que existen entorno a la maternidad elegida.

Las razones para decidir no ser madre son muchas y muy variadas. Éstas van desde no sentir el deseo y no estar interesada en ser madre (como en mi caso), que quizá sea la más difícil de comprender por la mayoría.

“Ya sentirás el llamado”, me ha tocado escuchar más seguido de lo que me gustaría. Hasta el incremento del costo de educar y sacar adelante a un hijo/hija. En 2012 lo que se requería para mantener a un hijo/hija era 23 por ciento mayor que en 1960.

Por otro lado, el crecimiento de la conciencia social sobre los recursos naturales y el calentamiento global es una fuerte razón para decidir no procrear.

Si bien la elección de no tener hijos de manera voluntaria no es algo nuevo, la organización entorno a esta postura como movimiento social sí lo es.

“Sin Hijos” (Childfree) es el nombre más común con el que se conoce a este movimiento en Estados Unidos, en donde a una acelerada velocidad gana adeptos.

Los antecedentes de este movimiento se pueden ubicar en dos momentos históricos, el primero en la década de los sesenta con la segunda ola feminista que forjó el caldo de cultivo para que las mujeres pudieran concebirse más allá de la maternidad o de su único papel social como madres. Este contexto dio entrada a la aprobación de la píldora anticonceptiva, lo que materializó la idea de la maternidad elegida y la planeación familiar.

Gracias a estos avances sociales y la lucha feminista, se ha podido defender la libertad de las mujeres de elegir ser o no ser madres.  Cada vez más mujeres exigen ser respetadas y no juzgadas por su decisión de no querer tener hijos. Sin embargo, los estereotipos socioculturales que las señalan como “raras” o “locas” aún pesan, haciendo sentir a muchas culpables por no querer tener hijos, incluso sienten la necesidad de justificar su decisión, o escribir al respecto.

Muy frecuentemente me ha tocado lidiar con personas quienes, ante mi negativa por ser madre, se sienten con la autoridad moral de afirmar: “Ya cambiarás de opinión. Aún eres muy joven”. Como si realmente conocieran mi futuro y mi vida.

Lo dicen con tal seguridad, que las primeras veces que escuché está declaración a mis 20 años pensé que así sería y en los años siguientes cuestioné mi decisión.

Aunque siempre la he reafirmado, con el tiempo aprendí a entender que las personas se entrometen en tu vida cuando tus decisiones las incomodan y no tener hijos es una de ellas.

Hay un término para el tipo de comentarios que buscan incentivar a las personas a tener hijos: se llama pro-natalidad. Esta ideología política, que promueve la reproducción humana, ubica a la mujer en un rol primario de maternidad.

Esta postura se ha impuesto desde instituciones religiosas como la Iglesia Católica, en la que su máximo exponente, el Papa Francisco afirmó en una polémica declaración: “Decidir voluntariamente no tener hijos es una decisión egoísta”.

Estas posturas pueden llegar a ser autoritarias e invasivas, sobre todo si provienen de gobierno. Tal es el caso del teocrático gobierno Iraní, que con el objetivo de multiplicar su poblaciónprohibió el uso de anticonceptivos y la realización de vasectomías. De acuerdo con Hamed Barakati, director general de la Oficina de Población y Salud de la Familia de este país árabe, las mujeres iraníes tienen un promedio menos de dos hijos, un nivel muy bajo que evita el crecimiento poblacional en proyecciones demográficas.

Pero el caso de Irán no es exclusivo, las mujeres iraníes son parte de una tendencia global, que los demógrafos han denominado: La era de la Infertilidad extendida. En Europa, el decremento de nacimientos ha puesto en riesgoel futuro de la población. En 2018, por segundo año consecutivo la población europea mostró números negativos en la relación de nacimientos registrados vs. muertes. De acuerdo con Eurostat, la agencia estadística europea, en ese año se registraron 5.3 millones de muertes y  5 millones de nacimientos.

Ante este fenómeno, el primer ministro croata Andrej Plenkovićadvirtió que la baja de nacimientos conlleva un riesgo existencial.

Otros gobiernos han optado por “premiar” a las mujeres que tienen hijos. En Hungría, el gobierno anunció condonaciones de impuestos de por vida a las mujeres que tuvieran más de cuatro hijos.

El gobierno danés fue mucho más allá, lanzó una campaña que incentiva la procreación a través de un estandarte nacionalista: “¡Háganlo por Dinamarca!”.

¿Y dónde queda el respeto por la decisión personal de la mujer de no querer tener hijos?, me pregunto.

Las mujeres que hemos decidido vivir sin reproducirnos representamos una minoría, y para nosotras existen sitios en Internet que crecen como un soporte. Una de estas comunidades online se encuentra en la red Reddit, en la cual el número suscriptores crece en promedio en mil usuarios nuevos diariamente. En este sitio, se ofrecen consejos, orientación y sobre todo una comunidad de compañía.

Incluso, puedes encontrar ideas de cómo responder ante burdos argumentos como el que he escuchado tantas veces en mi vida: “Aún eres muy joven para decidir ser madre”. El sitio aconseja algunas respuestas para hacer frente a esta afirmación. Entre éstas “¿Aún soy muy joven para decidir si quiero ser madre, pero no soy muy joven para decidir no tener hijos?”.

También hay sugerencias sobre cómo responder a argumentos como el hecho por el Papa Francisco:

“Soy egoísta por anteponer mi felicidad ante la idea de traer al mundo a un ser que ni siquiera es concebido?”.

Para algunos, encontrar una comunidad en línea que comulgue con sus argumentos “childfree” significa un refugio ante una sociedad que te presiona por tener hijos.

Erika Arias conduce el podcast “You Had me at Childfree” en el que invita a parejas de diferentes contextos sociales a compartir su experiencia al decidir voluntariamente no tener hijos. El caso del americano Lukas y la mexicana Suhei es emblemático. Cuentan la anécdota de cómo el ginecólogo de Suhei en la Ciudad de México trató de convencerla, en plena consulta, de tener hijos.

De igual forma la pareja habla abiertamente de cuestiones que sociedades más conservadoras, como la mexicana, pueden considerar incómodas. Por ejemplo, el desarrollo que les ha permitido alcanzar el no tener hijos o los viajes que han podido realizar, mismos que documentan en su canal de YouTube.

Algunos medios de comunicación internacionales también se han unido al tema, dedicando series de análisis con el objetivo de romper la estigmatización que cargan las mujeres que deciden vivir una vida sin hijos, un ejemplo es la serie publicada por el periódico británico The Guardian, en la que retrata diversos perfiles de mujeres que comparten sus razones por las cuales han decidido voluntariamente no tener hijos.

En Estados Unidos el tema ha ido más allá. Melanie Notkin, oriunda de Nueva York y fundadora del website Savvy Auntie, propuso la idea de estipular un día de conmemoración a las mujeres quienes voluntariamente han decidido no tener hijos.

¿Por qué es tan difícil comprender que hay mujeres que no sentimos el deseo de ser madres?

La respuesta a esto es el añejo y utilitario papel en que la sociedad patriarcal nos ha colocado, en el cual la maternidad es lo esencial en una mujer para realizarse como ser humano.

Afortunadamente, voces feministas han salido al rescate concientizando a la sociedad respecto a que la realización de algunas mujeres sí puede estar en su carrera, en ayudar a otros, en viajar, en escribir un libro, en estudiar, o en un sin fín de posibilidades, no únicamente en la maternidad.

En México, el movimiento “La Maternidad será elegida o no será” ha tomado fuerza a nivel nacional.  “Lo más bonito de la maternidad es que sea elegida”, es lo que sostiene este movimiento. Y es cierto.

Amigas y conocidas cercanas me han confesado arrepentirse de ser madres por haber sido obligadas a serlo.

Una sociedad que no permite a la mujer tener libertad de decisión en temas tan personales como la maternidad, es una sociedad limitada en su desarrollo.

Contacto:

Valeria León es reportera especializada en medios internacionales. Ha sido corresponsal de noticias para el canal turco TRT World, así como productora de documentales en Venezuela y para el canal chino CGTN.

Twitter: @valerialeony

Instagram: @valecah

Esta columna fue originalmente publicada en Forbes México

 

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